Muchas parejas no superan los primeros meses de convivencia y acaban rompiendo porque piensan que tal vez no estaban hechos el uno para el otro. Pero en la mayoría de los casos esas rupturas no tienen nada que ver con el amor que siente el uno por el otro, sino con la incapacidad de asumir los cambios que se han producido en sus vidas.
Respeto por las costumbres:
Se necesita de grandes dosis de tolerancia y un alto grado de capacidad de adaptación, para entender desde el primer momento que vivir juntos es compartir dos vidas, no anular la vida de tu pareja ni intentar cambiarla para que se amolde a ti.
Máximo compromiso:
Se necesita el compromiso de querer compartir tu vida con tu pareja, para siempre o mientras dure, pero en cualquier caso hay que implicarse al máximo para no dejar que la rutina se instale en vuestra vida de pareja.
Fluída comunicación:
Para resolver cualquier malentendido a tiempo, y evitar que las discusiones de pareja se conviertan en algo destructivo, es necesario saber las necesidades que tiene el otro y conocer los cambios que se están produciendo en la relación.
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